Sun Tzu
«Si conoces a quien es persona enemiga y te conoces a ti, no deberías temer el resultado de mil batallas.
Si te conoces a ti, pero no a la persona enemiga, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota.
Si no conoces a tu persona enemiga ni a ti, perderás todas las batallas»
Cuando empiezo este proyecto, con nombre de micro-relato: La Sastrería del Tiempo, sabía que era el tiempo el factor clave para todo lo demás. Lo había comprobado en mi propia vida y en vidas ajenas.
El tiempo es una de las claves en una estrategia, pero no la única a tener en cuenta.
El arte de la guerra: Sun Tzu.
La sabiduría del arte de la guerra de Sun Tzu es antigua y atemporal. Toda ella sigue vigente hoy, puesto que el maestro Sun basó sus ideas en principios universales que aplican tanto a la vida profesional como a la personal.
Los cinco elementos principales del Sun Tzu.
En el arte de la guerra Sun Tzu son cinco los factores a tener en cuenta:
1. Tao: moral, ética y carácter.
Éste es el más importante: actuar de forma justa y correcta -sin provocar víctimas colaterales-, intentando que cada acción/actuación beneficie a todas las personas implicadas.
En los últimos tiempos, debido a una crisis de valores, parece difícil establecer la frontera entre el bien y el mal. Sin embargo, no es así. Sabemos lo que está bien y lo que está mal. Escoger lo correcto, es complicado a veces, tiene inconvenientes en el corto plazo, pero a largo plazo, siempre es la mejor opción.
El camino correcto es el auténtico Tao y sus tres tesoros:
- La compasión
- La frugalidad
- La humildad
Tal vez no están tan lejos de las virtudes cardinales enunciadas por Platón, que cita Cicerón en su tratado «De officiis» y Marco Aurelio en sus «Meditaciones»:
- Prudencia (humildad)
- Justicia (compasión)
- Fortaleza
- Templanza (frugalidad)
Las virtudes, por contraposición a los valores, nunca tienen una vertiente negativa. Son una forma de actuar equilibrada, justa y oportuna.
2. Tien: el tempo. Tiempo personal (kairós) y universal (chronos).
El tiempo personal es el control sobre cuando decidimos llevar a cabo una decisión. El timing, momento, cronograma, calendario, etc.
El paso del tiempo es como el viento, no podemos cambiar su dirección, pero sí aprovecharlo a nuestro favor.
Ahora mismo, el tiempo de lo masculino está pasando a ser el tiempo de lo femenino, hasta que se alcance el equilibrio entre ambos, el perfecto Yin y Yang. Donde todas las personas estén incluidas.
El Yin es el principio femenino, la tierra, la espera, la oscuridad, la luna.
El Yang es el principio masculino, el cielo, la acción, la luz, el sol.
Ambos cambian a medida que las cuatro estaciones de un año avanzan. La dualidad que sí se justifica.
3. Di: el terreno o contexto, los recursos y el dinero.
Todo radica en conocer bien el contexto, el terreno, en saber si se disponen de los recursos que suele proveer el dinero.
Una vez más, a veces, los recursos no se pueden improvisar en el corto plazo. Tampoco es posible alterar el terreno o cambiar las circunstancias. La clave radica en emplear todo ello a nuestro favor. Para eso, hay que conocerse.
4. Jiang: el liderazgo o la posición personal.
Es un estado mental, aunque se enmarque en una realidad. Por ejemplo, puedo ser líder y, sin embargo, tener una categoría profesional en la que no es posible «tomar las riendas».
El auténtico liderazgo es lo opuesto a la fuerza bruta o la orden autoritaria.
El liderazgo de verdad tiene que ver con la fortaleza interior (una virtud de la que hablaremos en otro post), y con la dirección que una persona imprime a sus acciones.
Las personas que saben a dónde van, son seguidas voluntariamente por quienes carecen de dirección o prefieren responsabilizarse de otras acciones.
5. Fa: la gestión, la organización.
Aquí entramos de lleno en la organización, en la planificación, en la coordinación, en la delegación. En el saber hacer y en el dejar hacer.
La gestión debe ser integral, holística, debe tener en cuenta todas las esferas de la persona: su vida profesional, personal y social (familia y amistades).
Nuestro día tiene sólo, veinticuatro horas. Todas las esferas vitales: la salud (el autocuidado), el dinero (la profesión) y el Amor (familia y amistades), deben ser atendidas por igual, aunque en distintos tiempos. Cuando el día se queda corto, es preciso ampliar los plazos y repartir las acciones en un agenda, de forma organizada y sí, estratégica.
Conclusión: Aprecio, atención y respeto.
Apreciar lo que se tiene hoy, aquí y ahora.
Atender los asuntos propios: profesionales, personales y sociales.
Respetar, sí pero con asertividad. Pidiendo y exigiendo el respeto que se ofrece.
Poniendo límites o distancia cuando el respeto está ausente.
Tan importante como saber luchar es saber protegerse. Y escoger bien las propias batallas.
Y lo más esencial aún es: aprender. Examina lo vivido.
«Una vida sin examen no merece la pena ser vivida»
Sócrates (Filósofo griego 470 a.C.-347 a.C.)
O dicho de otra manera: «Una vida debe examinarse para ser vivida con astucia y con pasión».
Carpe diem.
Aprovecha el momento presente sin esperar al futuro. Eligiendo bien actuar o esperar. La mejor batalla es la que nunca se llega a celebrar.
Haz planes con estrategia y evalúa los riesgos antes de intervenir. Respeta el tempo: el momento justo y oportuno.
Establece un motivo central, un porqué, una causa noble para tener la seguridad de que todo estará construido con ese afán, el de construir en lugar de destruir.
En segundos se puede destruir lo que ha llevado años construir. ¿Quién se beneficia?
Medita con calma si tu plan permite que cuando mires al pasado, puedas hacerlo con la serenidad de saber que hiciste lo que tenías que hacer, con cabeza y corazón.
Como dijo Blaise Pascal, «el corazón tiene razones que la razón no entiende».
Recuerda que nunca un fin justifica cualquier medio.
Que «quien siembra vientos, recoge tempestades».
Organízate con cabeza y corazón, en beneficio de todas las personas implicadas y de la forma más perfecta posible.
La mejor protección es un comportamiento impecable y oportuno (acuerdo tolteca).
Cuéntate una buena historia.