Piensa bien y acertarás.
¿Por qué importa la historia que te cuentas?
Si algo quiero que recuerdes, es que tienes el poder de cambiar tu destino si aprendes a contarte una buena historia. Una historia verdadera, basada en hechos objetivos y bien interpretados.
Importa mucho la historia que te cuentas porque te puede construir, destruir o hacerte pasar muy malos ratos.
Para contarse una buena historia importa (y mucho) tener un buen diálogo interno.
Recuerda pensar de forma constructiva para actuar de la forma correcta.
Hacer preguntas (bienintencionadas) es una forma de hacer algo.
Hacemos en función de una combinación de pensamientos y sentimientos. Dicho de otra manera, nuestros pensamientos, combinados con los sentimientos y las emociones, determinan nuestras acciones.
Reflexiona sobre estos días atrás y busca en tus anécdotas personales. ¿Ves lo que hay o lo interpretas mal?
Una historia como ejemplo.
Alguien, vamos a llamarle «A», me contó que la semana pasada, entró en la oficina y saludó a «B», su compañerx de trabajo. Sin embargo, (B) no le devolvió el saludo, se limitó a seguir tecleando en el ordenador, fingiendo que no le había visto. Empezó el día de trabajo y (A) decidió seguir a lo suyo.
Habitualmente toman juntxs un café sobre las doce. Puesto que no le había saludado por la mañana, (A) interpretó que (B) estaría moleste por algo que habría hecho y decidió ir sole a la máquina de café, ignorándole. Sonó el teléfono de su compañere antes de levantarse, así que no pudo «devolverle el feo», porque (B) cogió su móvil y salió fuera a hablar.
Cuando (A) estaba en la máquina de café, rumiando qué podía haber pasado para que su compañere llevara ignorándole toda la mañana, (B) entró y se acercó. Le miró a la cara, por primera vez en todo el día y dijo con voz muy baja.
– Mi madre se está muriendo.
En ese momento, (A), la persona que me estaba contando la historia se interrumpió. Estaba cogiendo aire para continuar. Era difícil darse cuenta de que había supuesto cosas incorrectas y que, además, le estaban haciendo mucho daño. Juntes, analizamos qué había pasado.
Análisis de la historia en relación al diálogo interno.
Desde el principio, (A) se estaba contando una mala historia. Cuando (B) no le devuelve el saludo:
– Cree que «está fingiendo que no le ha visto».
– Interpreta que «estaría moleste por algo que había hecho», aunque lo cierto es que no sabía qué podría ser.
– Decide actuar «devolviéndole el feo».
A esto se le llama: escalar el conflicto.
Sin embargo, en esta ocasión, el desarrollo de los acontecimientos puso cada cosa en su sitio. No existía un conflicto REAL, era IMAGINARIO pero se iba a iniciar por parte de (A) un escalamiento. Algo que no pasó.
Todo era un malentendido por parte de (A). Por historias personales de su pasado, había imaginado lo que no era, haciendo suposiciones y en consecuencia: contándose una mala historia.
Antes de suponer, lo primero es preguntar.
A veces, pensar bien es acertar y para ello, LO PRIMERO ES PREGUNTAR.
En la historia anterior, dos preguntas posibles son: «¿Por qué no me has saludado? ¿Pasa algo?»
Tal vez así, (A) habría evitado «comerse tanto la cabeza».
Conclusión: Saber hacer la pregunta correcta.
Recuerda la importancia de hacer las preguntas correctas. Cuando preguntas en lugar de hacer suposiciones, tu diálogo interno mejora. En lugar de imaginar posibilidades, que tal vez sean falsas, emplea el pensamiento de forma constructiva y pasa a la acción: investiga, pregunta, aclara tus dudas.
Piensa antes de actuar.