Crisis y oportunidades
Crisis y oportunidades

Crisis y oportunidades

«El mundo hay que fabricárselo un@ mism@, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad.»

Ana María Matute (1925-2014)

Prepararse para lo peor, esperando lo mejor.

Hay una cuestión que ocupa mi día a día. He comprobado que la educación está siendo incompleta, es decir, no prepara para la vida real. Nadie anticipa con rigor y seriedad que es importante tener en cuenta algo que ya dijo Hannah Arendt (filósofa, 1906-1975):

«Préparate para lo peor,

espera lo mejor

y acepta lo que venga»

No queda otra. Hay que prepararse para pasar a la acción, pensando en que todo tiene solución. En que si no aparece, habrá que buscarla, o incluso inventarla. 

Ana María Matute, cuya cita preside este artículo, también lo dijo: «El mundo hay que fabricárselo un@ mism@, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad.»

En esto consiste tener esperanza.

La mala noticia.

A lo largo de tu vida es posible que debas afrontar varias crisis. De distinto calibre. La más peligrosa: La noche oscura del alma. (Hablaré de ella en un próximo artículo).

Cuando entreno en organización a mis clientes y les planteo la realidad de que existe la posibilidad de que deban afrontar una o más crisis futuras, se quedan ojipláticos.

Me preguntan:

– «¿No se supone que tú eres coach y tenías que animarme?»

Mi respuesta suele ser:

– «Animar por animar es tontería. Nadie, repito, nadie puede asegurar que todo va a salir bien. Deberían decir: Ojalá todo salga bien, para evitar una actitud mental positiva que, si carece de un plan de acción bien pensado, sólo va a ser la vulgar expresión de un deseo.»

Un deseo baldío, que resulta inútil porque no va a ofrecer ningún resultado.

Aquí, y en todas partes, salvo que forme parte de una acción estratégica, hacer nada sirve para nada.

La finalidad de este artículo es que tengas presente que las crisis están ahí, siempre han estado ahí.

Para vivir sin miedo, es preciso tener un plan B, contar con que habrá malos momentos y confiar en que saldremos adelante.

El mejor remedio que conozco para aumentar la confianza y la autoestima de una persona es enseñarle a organizar un plan de acción y cómo seguirlo hasta su final. Porque es importante que tenga un final.

La vida está formada por distintas etapas, o capítulos. Es esencial que sepamos terminarlos cuando toque, para poder pasar al siguiente. Por suerte o por desgracia, todo pasa. La biografía de cada persona debería estar compuesta de historias vividas con conciencia y con pasión. Historias que fortalezcan en lugar de debilitar.

Tipos de crisis

Hay que distinguir, a grandes rasgos, dos clases de crisis:

Crisis del desarrollo evolutivo.

A éstas me refería cuando anticipaba que es posible que pases por una o varias a lo largo de la vida. Son las que aparecen por ejemplo, en la mayoría de edad, cuando terminas los estudios, cuando te casas o divorcias, cuando tienes un hijo, cuando envejeces.

Su parte positiva es que son predecibles, es decir, se las ve llegar de lejos. Así que se pueden preparar para que impacten poco o nada.

Cuando una crisis evolutiva aparece, su impacto es doble:

  • En la persona afectada, quien la sufre.
  • En su familia o red de apoyo. Puede provocar daños colaterales.

Crisis circunstanciales.

Prevenir estas crisis es más complejo. Habitualmente, la mayoría de las personas evitan prevenir y sólo actúan cuando el problema o el conflicto ya está presente.

Se llaman circunstanciales porque:

  • Aparecen de forma súbita e inesperada.
  • Pueden deberse a distintas causas:
    • violencia física, mental, psicológica o sexual,
    • pérdida de un ser querido,
    • desastres naturales,
    • desempleo,
    • enfermedades corporales,
    • cambio de trabajo,
    • fracaso económico,
    • mudanza
    • etc.

Si cuando una crisis circunstancial aparece, la persona está bien de ánimo y confía en sí misma, y además tiene una red de apoyo, los factores protectores evitarán el malestar. Si alguno de los factores falta, la situación puede ser muy delicada.

¿Qué provoca una crisis en la persona?

Caos, desorientación e inestabilidad. Algo que limita su forma de actuar de forma temporal, que puede bloquearle hasta el punto de provocar enfermedades mentales como la depresión o la ansiedad.

Quiero dejar claro que sentir ansiedad o estar deprimid@, al principio son emociones que se pueden gestionar, pero, si son desatendidas, pueden convertirse en enfermedades mentales. Por esta razón, una parte central de mi intervención está basada en la inteligencia emocional, y es una de la categorías de este blog, por su importancia.

La buena noticia.

Toda crisis encierra una oportunidad. Puedes conseguir que te sirva para algo, aunque tan sólo sea para evitar hacer las cosas de la misma manera la próxima vez.

Para evitar repeticiones es preciso parar, pensar y planificar, antes de actuar. (Éste es el primer punto de la metodología 3P.E.R.A.)

Porque sí, hay que preparar un plan de acción, personalizado, para salir de la crisis. La posibilidad de que finalice sola es tan improbable, que es mejor sorprenderse teniendo una planificación en marcha. Si luego no hace falta, mejor.

Una crisis encierra la posibilidad de poner en orden las prioridades, revisar si se cuentan con recursos o no, para decidir si es momento de abrir la mente para aprender cosas nuevas o el corazón, para conocer gente nueva.

Defino gente nueva: personas sanas, sensatas, bienintencionadas, con hábitos saludables.

Por si había dudas.

El mayor peligro de una crisis, es que se acercan muchas personas desalmadas, auténticos vampiros emocionales, chantajistas u oportunistas que, aprovechando tu momento de debilidad, quieran beneficiarse de ti, a tu costa.

Ándate con ojo, cuando estés en crisis. Sé fuerte, just@, templad@ y prudente.

La buena noticia es que, cuando detectas que estás en crisis, puedes buscar la solución y ponerle remedio. Puedes crear peldaños que te suban y te saquen del pozo.

¿Qué permite superar una crisis?

Para superar una crisis, hay tres factores determinantes:

  1. La actitud y el comportamiento propio, que yo denomino inteligencia emocional.
  2. Los recursos materiales con los que se cuenta.
  3. Los recursos humanos o red de apoyo: tu familia, tus amistades, o profesionales como yo, que sepan cómo ayudarte. Los dos primeros son gratis y deberías cuidarlos mucho, porque «hoy por ti, y mañana por mí».

Si te toca vivir una crisis, crea tu plan de acción.

Hazlo por ti.

Tu primer compromiso debe ser siempre contigo.

Si tú estás bien, tu mundo estará bien.

🤗

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