En la vida profesional, es importante tener claros cuáles son nuestros objetivos, y una vez determinados, establecer cuáles son los pasos o metas parciales que nos van a llevar a conseguirlos.
Los objetivos se alcanzan cuando los desglosamos o dividimos en tareas.
La gran pregunta es: ¿en qué tareas? Antes de empezar a trabajar, tenemos que hacer un rápido análisis de cuáles son las tareas a las que estamos dedicando nuestro tiempo y dividirlas en: tareas de Alto o Bajo Rendimiento.
Tarea de Alto Rendimiento
Una tarea de alto rendimiento o ACCIÓN es aquella que nos lleva a obtener beneficios o a conseguir aquello que nos hayamos propuesto.
Tarea de Bajo Rendimiento
Una tarea de bajo rendimiento es una RUTINA: necesaria pero fácil de realizar. Ejecutarla no nos acerca de forma directa a nuestros objetivos.
Tener clara esta distinción es fundamental. Evita perder el tiempo en tareas rutinarias y repetitivas que son necesarias pero nunca prioritarias.
El truco está en saber cuándo agendarlas.
DISTINGUIR ACCIONES Y TAREAS
Una acción de Alto Rendimiento puede (y debe) estar desglosada en una tarjeta (tal y como se hace en TRELLO, o KANBANIZE, por ejemplo), y tiene que llevar adjunta una checklist con todas las subtareas a ejecutar para que la acción, o meta parcial se cumpla y nos lleve hacia el objetivo final.
Las tareas de Bajo Rendimiento son aquellas que es necesario hacer pero que no reportan beneficios ni nos acercan directamente a nuestros objetivos: Archivar documentos o correos electrónicos, facturar, atender ciertas llamadas telefónicas, hacer llamadas de control, ordenar el escritorio, verificar stocks… Si no están hechas a diario, o periódicamente, pueden convertirse en un problema. Es decir, las tareas de bajo rendimiento son las candidatas perfectas para ser protocolos diarios/periódicos o en rutinas diarias/semanales/mensuales. También se pueden (y deben) desglosar en checklist, lo que suele crear confusión.
DELEGAR
La conclusión es obvia, si una persona está saturada de tareas, proyectos y actividades. ¿Por cuáles deberá empezar a delegar?
ORGANIZAR CON ESTRATEGIA
Tener las ideas claras, a veces, no es tan sencillo, hay que ordenar todo lo que tenemos en la cabeza, y después, organizarlo estratégicamente: plantear el objetivo al que queremos llegar y establecer cuál es la manera de llegar a él.
Hay muchas formas de hacerlo ¿necesitas ayuda?
